Una vez estaba en casa de mi primo, viendo un partido de la Champions sin muchas expectativas, y me entró ese impulso raro de apostar al siguiente gol. No lo pensé ni un minuto, agarré el cel, hice la apuesta al jugador menos esperado… y ¡boom! Gol en tres minutos. No era una fortuna, pero la emoción que me dio ese momento fue brutal. ¿A ustedes les pasó algo así de espontáneo?
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Sí, me ha pasado varias veces. Una vez, aposté justo después de ver a mi equipo hacer un golazo, pensando que iban con todo… y terminaron perdiendo 3-1. Desde entonces trato de analizar con más cabeza fría. Lo que más me ayuda es mirar estadísticas y comparativas antes de hacer cualquier apuestas, así no me dejo llevar solo por la emoción del momento.
A veces uno ve gente en los bares hablando más de lo que sienten por un partido que de lo que realmente está pasando en el juego. Es curioso cómo eso influye en todo lo que hacen mientras ven fútbol, desde cómo reaccionan hasta lo que deciden en el momento.